Hoy en día, uno de cada tres jóvenes españoles prefiere una casa rodeada de árboles y tranquilidad a un apartamento en el centro de la ciudad. Un estudio reciente de Fotocasa Research reveló que el 71% de los jóvenes de entre 18 y 24 años desea mudarse al campo. Esta cifra sorprendentemente alta indica un fuerte deseo de escapar de las presiones urbanas. Las ciudades, otrora símbolos de progreso, se han convertido en lugares congestionados donde el coste de la vida se ha disparado y el espacio disponible resulta incómodo.

En contraste, el tiempo, la paz y la conexión con la naturaleza son poco comunes en el campo. Muchos jóvenes lo ven ahora como una forma de vida más equilibrada, en lugar de una jubilación. De hecho, el 21% quiere llevar a cabo este cambio en los próximos meses. Algunos optarán por empezar de nuevo y cambiar de trabajo, mientras que otros intentarán teletrabajar desde su nueva residencia. Más allá de lo económico, este movimiento representa una transición generacional. Como resultado, el concepto de éxito se ha redefinido.
Datos clave sobre la migración juvenil hacia el campo
| Elemento | Detalle |
|---|---|
| Fuente principal | Fotocasa Research 2025 |
| Grupo de estudio | Jóvenes españoles entre 18 y 24 años |
| Porcentaje que desea mudarse al campo | 71% |
| Jóvenes que planean hacerlo próximamente | 21% |
| Jóvenes que cambiarán trabajo y residencia | 12% |
| Jóvenes que teletrabajarán desde el campo | 9% |
| Interesados sin recursos para hacerlo | 51% |
| Porcentaje que descarta mudarse | 29% |
| Región más deseada | Andalucía |
| Fuente oficial |
Según María Matos, directora de estudios de Fotocasa, el atractivo de las zonas rurales reside en su mayor calidad de vida y menores gastos de vivienda. Su análisis cobra especial relevancia ante el históricamente elevado coste de la vida en las ciudades, lo que impulsa a los jóvenes a optar por alternativas más sostenibles. Sorprendentemente, esta elección suele estar motivada por un sincero deseo de bienestar emocional más que por necesidad.
El interés disminuye con la edad. Tan solo el 13 % de las personas entre 25 y 34 años se muda, a pesar de que el 65 % lo considera. Cifras similares se observan entre las personas de 35 a 44 años: el 66 % muestra interés, pero solo el 11 % se decide a hacerlo. Menos del 60 % de los mayores de 45 años sueña con vivir en el campo, y menos del 10 % lo consigue. Sin duda, los jóvenes lideran un cambio sutil, impulsados por su anhelo de un ritmo de vida más pausado y la flexibilidad de sus empleos.
La encuesta reveló que el perfil promedio de quien opta por migrar al campo es el de un hombre de unos 38 años con una vida familiar estable y un nivel socioeconómico medio. No obstante, el interés va en aumento, sobre todo entre el grupo de edad de 25 a 34 años, que combina juventud, educación y la posibilidad de trabajar a distancia. Este grupo ve el campo como un lugar donde construir un futuro más auténtico, en lugar de un simple lugar para jubilarse.
Este movimiento también tiene un componente cultural. La pandemia generó una renovada valoración de la necesidad de equilibrio entre la vida familiar y personal. Muchas personas aprendieron, casi sin darse cuenta, que la tranquilidad interior, y no el bullicio de la ciudad, es lo que impulsa la productividad. Desde entonces, la vida rural ha pasado de ser un ideal romántico a una opción realista. Los pueblos se están convirtiendo en lugares cada vez más atractivos gracias a los servicios básicos, mejores carreteras y acceso a la tecnología digital.
El teletrabajo ha sido un factor clave. Lo que comenzó como una necesidad puntual se ha transformado en una fuente de ingresos estable. Trabajar desde casa es ahora una herramienta que permite la libertad geográfica, en lugar de un signo de soledad. Debido a este potencial, muchos que buscan un equilibrio entre la vida laboral y personal encuentran el campo muy atractivo. En cierto modo, los jóvenes están regresando a los lugares que sus abuelos dejaron atrás a causa de la tecnología.
Pero según el 51% de los encuestados, no cuentan con los recursos necesarios para realizar el cambio. Las dificultades económicas siguen siendo un obstáculo importante. Los salarios de muchos jóvenes no son suficientes para costear la mudanza, incluso aunque la vivienda en zonas rurales sea significativamente más barata que en las urbanas. Sin embargo, el deseo persiste porque la idea de llevar una vida más plena y tranquila es demasiado fuerte como para desvanecerse.
Los destinos turísticos más populares son el País Vasco, Asturias y Andalucía. En particular, Andalucía atrae a los turistas por su clima templado, su oferta cultural y sus precios asequibles. Además, la mayoría de los residentes locales expresan su satisfacción con su entorno, lo que refleja una armoniosa combinación de comunidad, identidad y bienestar. Encontrar un lugar donde se sientan parte de algo más grande que su rutina diaria es precisamente lo que buscan muchos jóvenes.
Este cambio afecta no solo a los individuos, sino también a la sociedad y a la economía. Esta nueva generación de jóvenes podría representar una oportunidad para la regeneración de pueblos que han estado despoblados durante años. Familias jóvenes, trabajadores remotos y nuevas empresas podrían revitalizar zonas que se habían vuelto tranquilas. Los expertos advierten que este fenómeno necesita el apoyo de políticas públicas bien planificadas, señalando que mejorar la conectividad, garantizar los servicios y fomentar la vivienda asequible serían pasos iniciales cruciales.